miércoles, 23 de marzo de 2011

Ella

Ella es sencillamente preciosa. No parece ser más que una pobre víctima indefensa del mundo, pero en el fondo es alguien tan increíble que probablemente sea imposible acabar con ella. Se deja llevar por lo que viene y lo que va, sin importar lo que eso signifique, y durante todo el tiempo conserva esa expresión tranquila en el rostro, que parece querer decir que, pese a todo, aún le falta algo.
Ella es simplemente especial. La miro, y sólo puedo ver esos ojos brillantes, que me devuelven la mirada con curiosidad, con seguridad, tal vez incluso (aunque creo que jamás podré estar completamente segura de ello) con cariño. Es el único ser que conozco capaz de conseguir prácticamente todo lo que me pide con sólo decirlo. Esa es probablemente su arma más poderosa. El poder de convicción.
Ella es increíblemente extraña. Y con todo, aunque sepa que nunca podré llegar a comprenderla totalmente, la busco, la persigo, la llamo a gritos. Probablemente por el mero hecho de que no saber si ella me aprecia o no, y estar convencida de que no voy a saberlo nunca, me hace sentirme segura. Nunca podrá decirme que no. Ella nunca podrá borrar mis ilusiones.